AMPARO OSORIO - Itinerarios de la sangre


Itinerarios de la sangre - Amparo Osorio 
ISBN 978-958-9233-43-6
Colección Los Conjurados
comunpresencia@yahoo.com
Obra pictórica: Ángel Loochkartt

Amparo Osorio. Poeta, narradora y ensayista. Ha publicado los libros: Huracanes de sueños (1983); Gota ebria (1987); Territorio de máscaras (1990); La casa leída (Antología de autores universales sobre el tema de la casa, 1996); Migración de la ceniza (1998); Omar Rayo, Geometría iluminada (Entrevista, coautora, 2001); Antología esencial (2001); Memoria absuelta (2004); Memoria absuelta (Centro Cultural de España, Perú, 2008); Estación profética (Antología personal, 2010) y Oscura música (Antología, 2013).
Es Editora de la Revista Común Presencia y codirectora de la colección Internacional de literatura Los Conjurados. Varios de sus poemas han sido traducidos al inglés, árabe, francés, italiano, portugués, húngaro, alemán, rumano, ruso y sueco. Es co-fundadora y Editora General del semanario virtual Con-Fabulación. Obtuvo la primera Mención del concurso Plural de México (1989), la beca nacional de poesía del Ministerio de Cultura (1994) y el «Premio Literaturas del Bicentenario» (2010), con el libro Grandes entrevistas de Común Presencia.


Esta maravillosa auto-conciencia narrativa se constituye de varias voces que cuentan una historia antigua de ausencias, amores, encuentros y desencuentros; de muertos, heridos, torturados, desaparecidos; de utopías fracasadas, de tragedias nacionales. Está, en primer lugar, Aralia. Trata de escribir, o mejor, escribe una obra literaria. Está, luego, Violeta, su amiga y primera lectora. Y unos personajes masculinos: Timonel y Nómada —protagonistas de la acción—; el Hombre Color de Arena —un extranjero que se enamora de Violeta cuando lee los textos de Aralia—; Nalu —cuyo ser se diluye entre los embates de la imaginación y las sombras de la noche—, Nalu que bien puede ser el “Nacido de la luna” o, simplemente, Lu-Na. Muchos textos están dirigidos a él; es el lector ideal, el paradigma de todos los lectores.

La novela se lee con emoción poética y dramatismo sostenido. El lenguaje está lleno de perlas y metáforas deslumbrantes (monólogo de los relojes en la ardua travesía del tiempo, más allá de la cima de la tristeza, un eco de invisibles plañideras, misteriosa y callada en la profundidad de las tormentas, la noche paseándose bajo un viento tranquilo, vivir era quemarse en los ácidos del tiempo, muda tristeza de la sonrisa, veneno de la miel —para mencionar algunas). Mientras la acción descansa y la tensión disminuye, el discurso se regodea en esos pozos poéticos de incomparable belleza. Álvaro Pineda Botero